Buenos días, el pasado año tuve el placer de participar en
un reportaje de la revista El Motor del diario El País, en el que analizaban la
irrupción de la tecnología en los fraudes al seguro en el ramo de automóviles.
Entre otros aspectos se valoraba la incorporación de la digitalización de
procesos a la gestión del perito de seguros, como son la fotoperitación y la
videoperitación, probablemente este aspecto hubiera dado para un artículo
completo en vez de un resumido capítulo que no entró a analizar sus consecuencias.
Me permitiré hoy realizar algunas reflexiones y algunas afirmaciones. La
tecnología hace mucho tiempo que nos acompaña en la vida personal y profesional
y es algo que hay que adecuar a nuestras necesidades, por supuesto que en la
actividad del perito de seguros tiene amplios campos en los que aporta mucho y
bueno, pero como se suele decir, todo lo que genera la tecnología no siempre es
bueno y precisamente en la detección del fraude hay aspectos muy positivos como
aplicaciones informáticas Big Data de análisis masivos y otros no tan positivos
como son la peritación y la videoperitación. La apuesta, lógica por otra parte,
de la digitalización de las aseguradoras parece que hagan dejar de lado el
aspecto de la detección de fraude. Esta situación se viene agravada cuando una
aseguradora con tal de cumplir los objetivos que se haya marcado en número de
intervenciones periciales se conforme solo con eso, sin tener en cuenta como se
están haciendo las cosas, de igual manera algunos despachos profesionales de
peritos de seguros, con tal de dar el servicio requerido o de apuntarse el
tanto de la digitalización del proceso pericial cometan errores y en algunos
casos aberraciones. Me estoy refiriendo concretamente al perfil del profesional
que realiza la fotoperitación y la videoperitación. Hasta ahora estos procesos
telemáticos se ceñían únicamente a la fotoperitación, actividad que permite de
alguna medida preservar y ocultar la identidad del profesional que lo realiza y
aunque la rumología decía que había aseguradoras encargando fotoperitaciones a
tramitadores sin conocimientos sobre la técnica de la pericia aseguradora, ni
de la construcción, del automóvil o de la materia sobre la que se dictamine,
así como despachos de peritos de seguros en los que las fotoperitaciones las
hacían en muchas ocasiones el personal administrativo, pues bien, la irrupción
de la videoperitación ha dado luz sobre estos rumores, lamentablemente
confirmando los rumores. La videoperitación ya no permite ocultar al
profesional que lo realiza, ya que es imprescindible que interactúe con el
taller, con el reparador del hogar o con el asegurado. Un reparador de hogar o
un taller, sabe cuando un profesional tiene experiencia o es nóvel, solo con
verle entrar por la puerta y escuchar como saluda y se presenta, a partir de
ahí nos podemos imaginar lo que ocurrirá cuando se ponga uno a dirigir la
videoperitación y otro a atenderla desde el bien siniestrado. En muchos casos
se cree que la fotoperitación o videoperitación es más apropiado para un perito
novel, pues bien, es todo lo contrario, precisamente el no tener los recursos
de estar presente, poder mirar, tocar el daño, etc, hace que sea necesario que
el perito que actúa en videoperitación tenga una larga experiencia contrastada,
así que si por el contrario es un tramitador o un administrativo, “apaga y
vámonos”. Que los árboles no les impidan ver el bosque, hablar de servicio no
es esto, servicio es la capacidad de cubrir las necesidades del cliente de una
forma óptima y que cualquiera realice una fotoperitación o videoperitación no
es dar servicio, es todo lo contrario, es engañarse a sí mismo y a los demás.
Flaco favor no solo a la detección del fraude, también al sector asegurador y a
la profesión de perito de seguros. Seamos serios señores. Que un despacho
profesional de peritos ponga a personal administrativo al frente de una
peritación o de una videoperitación perjudica gravemente la imagen del sector y
que una aseguradora no se preocupe en saber quien hace las fotoperitaciones y videoperitaciones
pone de manifiesto que lo único que importa en muchos casos es el número de
intervenciones y no de la calidad de las mismas, parece evidente que en unos
casos no saben y en otros no quieren saberlo. Muy distinto son los casos en los
que la aseguradora pone al alcance del perito de seguros la posibilidad de la
videoperitación, a fin que lo utilice o no utilice según lo estime oportuno en
cada caso para una correcta resolución del caso. Parece por tanto que la era de
la Digitalización ha empezado bastante revuelta, esperemos que se organice de
una forma adecuada, por el bien de la detección del fraude, mientras tanto
estamos dando pasos atrás.
Un saludo.
Josu Martínez
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
¿Cada vez es más fácil engañar a las compañías de seguros de
coche?
Los nuevos modelos de vehículos, más complejos y
tecnificados, dificultan el trabajo de las aseguradoras y los peritos.
Los peritos aprenden a valorar los siniestros gracias, en
parte, a las pruebas de choque.
Siniestro total: dícese cuando, tras un accidente de
tráfico, la reparación de un coche resulta antieconómica (es decir, es más cara
la reparación que comprar un coche nuevo del mismo modelo) o técnicamente
imposible. El desguace (o un centro de arte contemporáneo) es ya el único
destino de ese automóvil. El encargado de decidir cuándo se produce un
siniestro total y, en general, de valorar el coste de la indemnización tras
cualquier tipo de siniestro, leve o grave, es el perito de automóvil. Entre sus
funciones también está investigar y analizar las causas del siniestro, valorar
los daños, interpretar la póliza, etcétera. Tiene algo de mecánico, algo de
agente de seguros, algo de detective, algo de científico.
El perito es un profesional que tiene que tener un alto
conocimiento automovilístico y también saber moverse con soltura en el mundo de
las pólizas. Y no solo eso: “Cada vez es más necesario que el perito sea una
persona con facilidad de comunicación, don de gentes y capacidad de empatía, ya
que tiene que mediar entre los diferentes actores que pueden verse implicados:
la aseguradora, el asegurado, el taller, etcétera”, explica Josu Martínez,
secretario nacional de la Asociación de Peritos de Seguros y Comisarios de
Averías (APCAS), que reúne a cerca de 3.000 profesionales, más de la mitad
dedicados al automóvil (otros peritos lo son de incendios y riesgos diversos,
de embarcaciones de recreo y otros).
Así, el perito ejerce de punto de unión entre esta
constelación de personas e instituciones, cada una con sus intereses
particulares. “El perito tiene que tratar de que el resultado sea justo y todos
salgan beneficiados”, remacha Martínez.
Valoración
Lo primero que tiene que hacer un perito ante un vehículo
siniestrado es identificar exactamente marca y modelo, luego se valoran los
daños en carrocería y pintura (los más habituales en los siniestros leves, que
son la mayoría) y, si el siniestro ha sido más grave, los daños en la mecánica
interna. También es su labor comprobar que el coche no estaba dañado con
anterioridad. “Es preciso conocer muy bien el vehículo y datos como la
velocidad de impacto, la dirección, la energía liberada, las piezas dañadas,
etcétera”, relata Ignacio Juárez, gerente del Centro de Experimentación y
Seguridad Vial Mapfre (Cesvimap).
“Se practican técnicas de reconstrucción de accidentes
mediante algoritmos y elementos de física y matemáticas. A veces los peritos
llegan a participar en procesos judiciales”. Según explica, en España, el coste
medio de la reparación no llega a los 1.000 euros. La llamada valoración
predictiva es una forma de adelantar la tasación, útil para que la empresa
aseguradora reserve provisiones para afrontar la indemnización.
El fraude existe, y ha crecido en los últimos años de
crisis. “Hay fraudes profesionales y no profesionales”, explica Martínez. “Se
dan casos en los que una persona falsea un siniestro desde cero, en otros casos
el siniestro sí ha tenido lugar en la realidad, pero el implicado trata de
sacar el máximo rendimiento o intenta que lo pague una póliza que no lo cubre”.
Otro de los detectivescos papeles del perito es detectar el fraude, cosa, según
explican, nada fácil.
Investigar choques
En Cesvimap cogen automóviles y los estampan contra muros de
hormigón de 35 toneladas (ya han analizado más de 1.600 vehículos, 500 de ellos
mediante este método). Son los crash test, que también realizan los propios
fabricantes. Llevan 34 años investigando en el mundo del automóvil y su modelo
de trabajo ya se ha replicado en países como Brasil, Argentina, México,
Colombia o Francia.
“Los nuevos modelos de automóviles cada vez son más
complejos y tecnológicos, además de desconocidos por las empresas
aseguradoras”, dice Juárez. “Nosotros investigamos y generamos conocimiento que
luego compartimos de diferentes maneras: artículos, charlas, divulgación,
formación”. Hasta celebran concursos (organizados junto con Apcas), como el que
se realiza en la feria Motortec: Valoración de Daños en Vehículos. En él los
concursantes compiten haciendo valoraciones sobre asuntos como carrocería,
pintura, tiempos de reparación o materiales. Quien más se acerque a los valores
dados por un profesional, que actúa a modo de jurado, gana.
No existe una formación reglada para ser perito, pero sí
diferentes cursos (por ejemplo, en Cesvimap y en el Instituto de Investigación
sobre Vehículos Centro Zaragoza, entre otros). La formación continua es
esencial dado el rápido avance de la industria.
Muchas veces se trata de una profesión vocacional. “Es una
de las salidas que se presentan a las personas interesadas y con conocimientos
profundos del mundo del automóvil y es necesaria cierta vocación, porque es una
ocupación en la que hay que ser muy diligente, se trabaja a buen ritmo, hay que
resolver con rapidez y, en ocasiones, puede generar cierto estrés”, dice Josu
Martínez.
Además, los peritos cada vez están más implicados en
colaborar con la seguridad vial. “Por ejemplo, nos esforzamos en hacer ver a
los conductores los peligros a los que se exponen con un coche que no esté en
condiciones, y con la credibilidad de quien no tiene interés en venderte una
rueda nueva”, concluye Martínez, que dentro de APCAS es miembro de la Comisión
de Seguridad Vial y Movilidad.
Digitalización
Como la gran mayoría de los sectores (sobre todo, por
cierto, el de la fabricación de automóviles), el mundo del peritaje también se
va digitalizando. Un ejemplo son los productos de la empresa Gt Motive, que
nació en A Coruña en 1971, pero ya está presente en España, Francia, Portugal y
opera en muchos otros países, especializada en soluciones para la valoración y
gestión de siniestros de automóvil. “Nuestra herramienta es algo así como una
hoja de datos que favorece el trabajo del perito”, explica Antonio Osuna,
director sénior Iberia de GT Motive.
El profesional va introduciendo los diferentes datos y el
programa hace los cálculos. “Con estos métodos también se ahorra mucho tiempo y
se puede hacer la peritación en el acto, en el propio taller, sin tener que regresar
a la oficina y perder unas horas”, explica el director. Otras tendencias en el
mundo del peritaje son la fotoperitación y la videoperitación (es decir,
mediante fotos o vídeos del vehículo siniestrado), que permiten al perito
trabajar a distancia, aunque solo en siniestros leves (en los siniestros más
graves siempre va a ser necesaria una peritación presencial).
¿Acabarán las máquinas peritando solas y haciendo obsoleta
la profesión del perito de carne y hueso? “Por el momento, en el corto plazo,
la inteligencia artificial no permite eso, siempre hace falta un ser humano que
revise el proceso, sobre todo a la hora de detectar un fraude”, concluye el
experto.