Buenos días, no se trata de una noticia como las que
normalmente comentamos en este espacio, pero es un caso que se repite en muchas
ocasiones, tratándose de una disparidad de versiones en las que la
responsabilidad del siniestro no queda clara, a pesar de existir un atestado de
la Guardia Civil de Tráfico. En este caso existe un aspecto que tiene similitud
con la verificación de un siniestro con indicio de fraude, se trata de dejar de
manifiesto la importancia de una correcta verificación de los vehículos
implicados en un siniestro. Un pequeño detalle como una ligera transferencia de
pintura de un vehículo en el otro, puede ser una prueba de la existencia de un
impacto. Los departamentos de investigación de accidentes de tráfico de las
diferentes policías del Estado están muy preparadas, al contar con personal
altamente cualificado y con modernos medios técnicos. Existen peritos de
seguros también muy preparados para la realización de Reconstrucciones de
Accidentes de Tráfico que en ocasiones pueden aportar datos y conclusiones que
pueden servir de utilidad a estos departamentos de policía, así mismo los
peritos de seguros de automóviles son expertos en siniestros de tráfico,
dominando no solo la reparabilidad de los vehículos, sino las circunstancias
que concurren en cada siniestro, acostumbrados a verificar vehículos implicados
en los siniestros y a determinar sobre las causas y circunstancias de estos,
por lo que también pueden aportar en muchas ocasiones datos técnicos que pueden
servir de ayuda a juzgados y policías. Desde este espacio defendemos la
conveniencia que peritos de seguros de automóviles colaboren con policías y
juzgados en la resolución de siniestros.
Un saludo.
Josu Martínez.
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Batalla Científica por un Accidente
Enfrentamiento entre peritos por la implicación de un
conductor en la muerte de un motorista en Inca.
La fiscalía pide dos años de cárcel para un hombre por
supuestamente saltarse un stop y provocar un siniestro mortal, contra el
criterio de la Guardia Civil de Tráfico. Pequeñas marcas de pintura analizadas
en laboratorio y complejos cálculos físicos y matemáticos para determinar las
velocidades centran el juicio.
Fuente: Marcos ollés palma 30.01.2018
El juicio por la implicación de un conductor en la muerte de
un motorista acabó ayer convertido en un debate científico. Unas manchas de
pintura analizadas en laboratorio y los cálculos físicos y matemáticos para
determinar las velocidades enfrentaron a los peritos de la fiscalía y la
acusación particular con el de la defensa. Unos sostienen que el acusado se
saltó un stop y provocó la caída de la víctima tras un leve roce; el otro, como
la Guardia Civil de Tráfico, que el motorista iba demasiado rápido y sufrió una
caída casual. La fiscalía avala la tesis del homicidio imprudente y pide una
pena de dos años de cárcel y otros tantos de retirada del carné para el
conductor del coche.
El siniestro se produjo hacia las nueve y cuarto de la noche
del 7 de marzo de 2013, en el kilómetro 2,4 de la carretera que une Inca y
Llubí. G.P., de 34 años, iba a los mandos de una potente Triumph 675 cuando
perdió el control de la motocicleta, cayó al suelo y se estrelló en una curva
contra una valla de seguridad y un muro. Murió casi en el acto.
Es lo poco en lo que coinciden las partes. El acusado
ratificó ayer su versión: circulaba con su coche, un Renault 4 de 30 años,
cuando el motorista le adelantó a gran velocidad -unos 160 por hora– y, al
llegar a la curva sufrió una caída. Con una rápida maniobra, logró no pasarle
por encima y se detuvo para alertar a los servicios de emergencias. El hombre
negó haberse saltado una señal de stop al salir de un camino. En ningún momento
colisionó con el motorista, según afirmó.
La Guardia Civil de Tráfico llegó a la misma conclusión
cuando investigó el siniestro. Entonces no existía ninguna sospecha sobre el
conductor del coche, aparentemente un mero testigo que no fue sometido a la
prueba de alcoholemia. Siete agentes se mostraron ayer convencidos de que no
hubo otros vehículos implicados en el accidente. "El motorista iba a una
velocidad inadecuada. No trazó bien la curva y se salió. Esa moto, que tenía la
quinta marcha puesta, puede alcanzar los 210 kilómetros por hora. Si hubiera
chocado con el coche no habría podido mantener el control", aseguraron los
guardias durante el juicio.
La investigación dio un giro al descubrirse, meses después,
unas manchas de pintura roja en una de las ruedas de la moto. El vehículo ya no
estaba entonces bajo custodia judicial. El Laboratorio de Criminalística de la
Guardia Civil tomó unas muestras para compararlas con las del Renault 4,
encontrando además un impacto ya reparado en la carrocería. Unas pruebas que
los agentes de Tráfico no habían considerado relevantes, como ellos mismos
admitieron ayer. Los técnicos de Criminalística y un equipo de peritos externos
llevaron a cabo pruebas de laboratorio y llegaron a la misma conclusión. La pintura
de la moto tenía "la misma naturaleza química" que la de la parte
inferior del coche.
La fiscalía, la acusación particular y la defensa encargaron
entonces sendos informes periciales, cuyos autores debatieron en el juicio sus
conclusiones enfrentadas. Quienes apuntan a la implicación del conductor del
conductor del coche consideran "físicamente imposible" la tesis de la
Guardia Civil de Tráfico. Estos especialistas, basándose en complejos cálculos
físicos y matemáticos, sostiene que el motorista iba a entre 55 y 72 kilómetros
por hora. "Si hubiera ido a 160, habría salido despedido cientos de
metros", dijo uno de los expertos.
Ambos sostienen que el conductor del Renault 4 se incorporó
a la carretera sin mirar a su derecha, provocando un "contacto mínimo"
–de ahí la transferencia de pintura entre vehículos– con el motorista y
haciéndole perder el control.
El especialista contratado por la defensa, por su parte,
rechaza estas conclusiones. Según su estudio, la moto iba a 111 kilómetros por
hora y no hubo ninguna colisión antes de la caída. La pintura, según este
perito, pudo acabar en la rueda de moto cuando el coche la rozó al pasar junto
al lugar donde cayó el motorista.