Buenos días, ¿Te imaginas que llegara el día en que el
fraude al seguro fuera imposible de realizar? Pues esto es lo que ocurrirá en
un mundo 100% conectado, en el que será posible detectar todos los fraudes al
seguro. La noticia seleccionada hoy explica muy bien cómo será nuestra vida en
un mundo conectado, pudiendo sacar conclusiones respecto a cómo será la Lucha
Contra el Fraude en el seguro. Si trabajas en el sector asegurador deberías de
saber que son los Smart contracts y cómo funcionan bajo tecnología blockchain.
Si trabajas en la actividad aseguradora y no sabes aún en qué consisten los Smart
contracts y que es la tecnología blockchain, deberías leer este artículo.
¿Por qué es importante la evolución de estas tecnologías
dentro de un mundo conectado en la Lucha Contra el Fraude? Es muy sencillo. A
modo de resumen, los Smart contracts, son contratos digitales, inteligentes,
que se generan entre dos o más partes de forma automática, sin la intervención
de nadie, el contenido no es susceptible de interpretación, por lo que no
necesita intermediarios. Se activa bajo la tecnología Blockchain, conocida por
la emisión de bitcoins. El Blockchain tiene de peculiar que su sistema de
funcionamiento no es controlado por personas o entidades, es un sistema que, al
estar interconectado por multitud de usuarios, son estas multitudes de
conexiones las que validan cualquier acción, generando formulaciones
matemáticas hasta completar un bloque. Una vez completado el bloque (de
información) y publicado, este es invariable, consiguiendo que el sistema sea
mucho más transparente que los sistemas usados hasta ahora, posean una
veracidad inmutable, lo cual, trasladado a la Lucha Contra el Fraude al seguro,
hará que toda información producida por un equipo conectado quede grabada en
algún lugar, donde será imposible de borrar o de modificar. Vehículos
autónomos, vehículos conectados, hogares inteligentes, equipos informáticos,
electrodomésticos inteligentes, carreteras conectadas, en un futuro digital en
el que todo estará conectado, la tecnología Blockchain hará que cualquier
intento de alteración de datos a la hora de reclamar al seguro será detectado,
todos los fraudes serán detectables. Como ejemplo actual, tenemos Aseguradoras
como AXA que ya han puesto en marcha proyectos como Fizzy, un seguro para
retrasos de vuelos, comercializado a través de Smart contracts, en el que el
sistema detecta un retraso bajo tecnología Blockchain y resuelve al instante
sin la intervención de nadie. No es posible el fraude, detección 100% y fraude
0 en este tipo de seguros, intermediarios únicamente para demostrar el fraude
cuando llega una reclamación con indicio de fraude. Otras aseguradoras como Allianz,
ya desarrolla este sistema para grandes catástrofes naturales, capaz de
detectar el siniestro y resolver la indemnización en horas, mientras que por el
sistema actual tardaría meses. Allianz, junto a Aegon, Zúrich, Múnich RE y
Swiss RE, ya se han aliado para analizar las ventajas que les aportaría el
Blockchain, intercambiando ideas y desarrollando proyectos. También MAPFRE
tiene ya departamentos que estudian el impacto de esta tecnología en sus líneas
de negocio, habiendo ya preparado un sistema de comercialización de seguros
bajo este sistema en las favelas brasileñas, donde las personas que allí
residen no tienen medios ni recursos para llegar a los seguros, mientras que de
esta manera los podrán contratar desde el móvil a un precio muy reducido.
Por tanto, esta tecnología cambiará muchas actividades
relacionadas con el sector asegurador y de automoción. Un renting por ejemplo,
podrá generar Smart contracts que supondrán un descenso importante en la cuota
que abonarán sus clientes, eso sí, para el renting este tipo de contratos y
esta tecnología también supondrá un mayor control del negocio, así por ejemplo
en un vehículo conectado que su cliente no ha abonado la cuota, podrá
controlarlo remotamente de forma que el conductor no podrá arrancar el vehículo,
podrá localizarlo y llevárselo a sus instalaciones, ahorrándose todos los
gastos de gestión que conlleva una reclamación de impago.
Se abre por tanto una nueva época en el sector asegurador,
en la que la intervención de profesionales en la Lucha Contra el Fraude seguirá
siendo imprescindible, ya que una cosa es detectar un fraude y otra
demostrarlo, para lo que se seguirá necesitando profesionales, tramitadores y
peritos de seguros, eso sí, cada vez más especializados en la materia y en la
Lucha Contra el Fraude.
Un saludo.
Josu Martínez
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Un mundo conectado
Toda nuestra actividad quedará, potencialmente, registrada.
Esto tiene unas ventajas enormes para la vida diaria, aunque plantea desafíos
no menos importantes
Fuente: Juan Manuel López-Zafra - Big Data
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.
“A pesar de los problemas de seguridad, el Internet de las
Cosas se propagará y la gente dependerá cada vez más de él. El coste de las
brechas de seguridad se considerará como el de los accidentes automovilísticos,
que no han evitado que la gente siga conduciendo.” Richard Adler
El 12 de mayo de 2017, el virus WannaCry lanzó un ataque de
'ransomware' a escala global aprovechando una brecha de seguridad de Windows
conocida y comunicada por la empresa de Redmond. Más de 300.000 ordenadores en
más de 150 países resultaron afectados en las primeras 24 horas. Empresas como Telefónica,
Nissan o FedEx resultaron infectadas. Los impactos del citado virus alcanzaron
elementos críticos de la sociedad, como el sistema de salud británico. El 34%
de sus divisiones administrativas fueron atacadas e inutilizadas por el virus.
Se calcula que un mínimo de 19.000 citas e intervenciones quirúrgicas fueron
aplazadas, aunque la cifra total sigue sin conocerse.
Al finalizar el año 2017 en el que WannaCry actuó, existían
alrededor de 20.500 millones de dispositivos conectados a internet. Hablamos,
fundamentalmente, de equipos de sobremesa y teléfonos inteligentes, pero
también de equipos médicos, por ejemplo. La previsión es que, en 2025, sean
75.500 millones. Electrodomésticos grandes y pequeños, sistemas de alarma,
vehículos, relojes, pulseras de salud, sensores relacionados con los riesgos de
la naturaleza (sísmicos, de oleaje, de viento, de inundación…), medios de pago
como tarjetas de crédito, cámaras de seguridad… pero también surtidores de
combustible, peajes de autopista, la luna delantera del coche, las señales de
tráfico, los semáforos, todos los registros administrativos, robots
industriales y comerciales, … Prácticamente todas las operaciones que
realicemos, a lo largo del día, en cada momento, dejarán una huella digital.
Desde el agua que consumimos en la ducha hasta la luz de la mesilla que
apagamos al acostarnos, toda nuestra actividad quedará, potencialmente, registrada.
Esto tiene unas ventajas enormes para la vida diaria, aunque plantea desafíos
no menos importantes.
De WannaCry a Petya: cómo un 'ransomware' ha paralizado
(otra vez) el mundo
Utiliza un gusano armado con un 'exploit' de la NSA que ha
dejado en la estacada a ordenadores de grandes multinacionales de todo el mundo
Así, un reloj inteligente o una pulsera de actividad
registra nuestro ritmo cardiaco o recoge muestras de sudor. Conectado al móvil,
el glucómetro de Socialdiabetes permite al paciente de diabetes efectuar el
control de sus niveles de glucosa en cualquier momento, permitiéndole tomar
decisiones acerca de los carbohidratos a ingerir en cada ocasión; la diferencia
con otros dispositivos de control es que, si el paciente lo autoriza,
Socialdiabetes compartirá la información con el profesional médico que efectúa
el seguimiento, evitando desplazamientos a las dos partes.
Esa misma tecnología ya permite que un coche se conecte con
un surtidor, que identifica el tipo de combustible requerido, y sirve la
cantidad que el usuario requiere, cargando el importe correspondiente en la
cuenta bancaria o en la tarjeta de crédito asociada, bien al conductor, bien al
propio vehículo. Como permite tener localizado, en tiempo real, el equipaje que
facturamos en cualquier aeropuerto. El 'blockchain' permite que las
reclamaciones por retrasos de los vuelos o por pérdida de equipaje se liquiden
en tiempo real, sin intervención de terceros, gracias a la capacidad que
permiten los 'Smart contracts', instrumentos que, una vez implementados,
permitirán reducir casi a cero el fraude en el seguro, que, solo en los EEUU,
alcanza alrededor de los 40.000 millones de dólares anuales para cerca de un
10% de los siniestros declarados.
Blockchain y protección de datos, ¿dos mundos compatibles?
Si la información está encriptada y es seudónima, ¿se puede
considerar como un dato personal, de forma que la tecnología Blockchain se
encuentre en el ámbito subjetivo del reglamento?
Esa evolución tecnológica ligada al Internet de las cosas
supone una explosión en el volumen de información disponible. En 2015, la
información ligada al internet tradicional alcanzó los 8 zettabytes, más o
menos el equivalente a 8.000 millones de ordenadores personales llenos a
reventar. En 2018, esa información superó los 10 ZB, y se estima que en 2020
supere los 44; parece que el Internet de las cosas añadirá otros 600 ZB ese
mismo año. Más de la tercera parte de ella incorporará información susceptible
de generar valor. Si en 2017 el mercado del Internet de las cosas alcanzó los
27.000 millones de dólares, se espera que en 2024 supere los 94.500 millones.
Podría pensarse que tal volumen de información no será
manejable, pero no es así. En 2018, el Centro Nacional de Supercomputación de
China, situado en Tianjin, presentaba el prototipo funcional del Thiane-3, que
prevé poner en funcionamiento en 2020. Las posibilidades de cálculo de este
supercomputador alcanzan el trillón de operaciones por segundo, por los 100
millones que realiza un ordenador personal en el mismo tiempo. Esta capacidad
de proceso permitirá simular desastres naturales como terremotos y huracanes
para preparar las mejores rutas de evacuación, la evolución de epidemias o
secuenciar proteínas para fabricar nuevos medicamentos. Y permitirá elaborar la
información contenida en los datos que el Internet de las cosas produce
diariamente.
La ultra conectividad nos hará la vida más fácil, qué duda
cabe; pero, asimismo, nos hará, al menos inicialmente, completamente
transparentes
Nuestras ciudades están cada vez más conectadas, buscando la
eficiencia de los servicios públicos y un mejor servicio al ciudadano. Dado que
el estado es, después de Facebook, quien mejor nos conoce, tiene todo el
sentido que el conjunto de actos que debemos realizar ante la administración
sean lo más ágiles posibles. Surge así el concepto de Smart Cities, ciudades
inteligentes que pretenden facilitar la vida a los ciudadanos gracias a las nuevas
tecnologías y la conectividad que permiten. En Ámsterdam, varias compañías se
unieron a la iniciativa del ayuntamiento para reducir el consumo eléctrico (y
la factura fiscal para los ciudadanos) mediante la introducción de sensores;
asimismo, un proyecto de la Ámsterdam Business School ha puesto en marcha un
sistema por el que las cámaras de seguridad, dotadas de algoritmos de
inteligencia artificial, son capaces de mandar la señal de alarma a los
servicios de limpieza cuando detectan bolsas de basura fuera de los
contenedores. Algo parecido ocurre en San Francisco, donde se pretende
programar las rutas de recogida de residuos en virtud del llenado de los
contenedores.
La ultra conectividad nos hará la vida más fácil, qué duda
cabe; pero, asimismo, nos hará, al menos inicialmente, completamente
transparentes.
Nota: este artículo está adaptado de 'Alquimia', mi nuevo
libro junto con Ricardo A. Queralt que publicará Editorial Deusto a la vuelta
del verano.