Buenos días, esta semana será la última del blog hasta septiembre, ya que, como todos los años, realizamos un parón en el mes de agosto.
La noticia que seleccionamos hoy no tiene nada de espectacular, pero reafirma la tendencia a la proliferación del tipo de fraude consistente en fingir robos de móviles, tablets, ordenadores portátiles y diversos dispositivos tecnológicos móviles. Se trata de un fraude de baja cuantía, pero alta frecuencia, por lo que acaba siendo un fraude muy dañino para la cuenta de resultados de las aseguradoras. El perfil de estafador es el ocasional, no profesional, asesorado normalmente por amigos/as que ya han realizado este tipo de estafa con resultado satisfactorio para sus intereses, por lo que animan a otros amigos/as a realizarlo. En ocasiones también se ha tenido constancia que incluso algún mediador de seguros ha llegado a orientar en este sentido a sus clientes, como hemos comprobado en alguna publicación anterior. Lo que no saben en la mayoría de los casos las personas que cometen estos fraudes es que el delito puede tener consecuencias graves, especialmente cuando el importe de lo estafado supera los 400 euros, ya que en ese caso se considera un delito tipificado como grave que acarrea incluso penas de prisión.
Aprovecho este último blog hasta el mes de septiembre para desear a los que todavía no habéis tenido la oportunidad de disfrutar de las vacaciones, que tengáis un fantástico mes de agosto y extreméis la precaución al volante, con especial atención al móvil, no usarlo en ningún caso cuando se conduce, el aumento de la siniestralidad por este motivo está resultando alarmante, con unas consecuencias realmente trágicas en muchos casos.
Un saludo.
Josu Martínez
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Fingir el robo del móvil, una estafa (cada vez más común) en el ciudadano medio
Fuente: Luis Núñez-Villaveiran
No es algo nuevo, pero fuentes legales confirman que está proliferando. Es el timo que todo ciudadano medio sin capacidad delictiva se atreve a perpetrar porque un amigo o conocido lo ha hecho y le ha salido bien. Aunque esas historias son más habladurías que realidades según cuentan las mismas fuentes. De hecho, pese a la rumorología, casi ninguna sale bien. Igualmente, la premisa es muy fácil: fingir el robo de un móvil sujeto a un seguro e intentar cobrar la indemnización.
Uno de los últimos casos que llegó al bufete del abogado penalista Juan Gonzalo Ospina fue el de una chica que perdió el móvil en las fiestas de San Sebastián de los Reyes. La joven denunció ante la Policía que habían sido unos chicos "de tez morena" los que le habían arrancado y roto el bolso y, posteriormente, huido con su móvil.
La joven, con esa primera denuncia, dio parte al seguro para que le restituyeran el aparato. Pero, en el momento en que los agentes comenzaron a indagar y llamaron a la presunta víctima, la chica retiró la denuncia por robo y lo dejó en un simple extravío. No obstante, la maquinaria judicial ya estaba en marcha. Así, esta joven se enfrenta a un juicio por simulación de delito. En este caso no por estafa ya que no consta que hubiera recibido la indemnización prevista por parte del seguro.
Otro hombre tiene un caso similar pero los hechos ocurrieron en el parking de un centro comercial de Alcobendas. También se produjo una pérdida del aparato, pero el señor acabó denunciando por robo para cobrar del seguro, aunque luego se arrepintió. En esta ocasión, los agentes le imputaron una estafa, así como una simulación de delito. Pero, como el hombre no llegó a reclamar la indemnización del seguro y acudió voluntariamente a la comisaría a corregir su declaración, el caso fue sobreseído.
Las circunstancias que rodean a estas estafas son particulares puesto que la simulación del robo de un Smartphone actual, que en la mayoría de casos supera los 500 euros, puede acarrear serios problemas al infractor ya que a partir de 400 euros el delito pasa de leve a grave. La diferencia de pena es pasar de una multa económica de uno a tres meses a una pena de prisión de seis meses a tres años según la cuantía defraudada y el perjuicio causado.
Otro elemento en estas simulaciones es el tipo de póliza contratada respecto al aparato. En muchas ocasiones, se ostentan seguros que sólo cubren robos cuando concurre violencia o intimidación mientras que no incluyen el extravío ni tampoco el hurto. Así, los clientes "fuerzan" los hechos para no perder el importe del seguro arriesgándose a ser procesados judicialmente.
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