Buenos días, esta semana se ha celebrado en ICEA una jornada
sobre fraude al seguro muy interesante y a la que tuve oportunidad de asistir
telemáticamente.
El tema sobre el que se debatió es la gestión documental en el fraude al
seguro, así como los avances tecnológicos y periciales para generar alertas y
mejorar la detección del fraude.
La noticia que hoy hemos seleccionado, corresponde a una nota de prensa que
aporta datos del pasado año gestionados por ICEA.
Por mi parte, me voy a permitir hacer un resumen de los conceptos, datos e
ideas aportados en la jornada, sin perjuicio que en posteriores publicaciones
analicemos a fondo algunos de ellos.
Para comenzar habría que reconocer la dificultad que presenta para el sector
asegurador la detección de fraude en documentos digitales. Para lo cual la
tecnología se muestra como un gran aliado.
Pero la tecnología por sí sola no aporta valor sino hay profesionales
cualificados detrás. La tecnología aporta gran cantidad de indicios. Es
necesario tener profesionales preparados para interpretar y trabajar esos
indicios.
Queda evidenciada una vez más la importancia de la labor del perito de seguros
en los siniestros para detectar fraude que en muchos casos no detectable por la
tecnología.
Destaca, como todos los años, en el apartado de Indicios, que la labor pericial
es en todos los tipos de fraude el principal descubridor de indicios.
Como comentó Ignacio Ordoñez, responsable de formación y rrhh de ICEA y
presentador de la jornada: “El trabajo técnico es el que realmente puede ser
considerado como objetivo”.
La cooperación entre aseguradoras y profesionales es fundamental para mejorar
los resultados.
Queda pendiente una importante labor para cambiar la mentalidad que la sociedad
tiene sobre los fraudes al seguro. Es preciso abordar una transformación
cultural en este sentido, realizando un trabajo pedagógico.
En próximas publicaciones analizaremos los importantes datos aportados por ICEA
en la jornada.
Un saludo
Josu Martínez
Los ramos de automóviles y de responsabilidad
civil son los más propensos a presenciar intentos de fraude al seguro. Así se
desprende de las estimaciones sobre impacto del fraude en el seguro dadas a
conocer por Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras (ICEA) en la
jornada Lucha contra el fraude en seguros: falsedad documental y falso positivo
celebrada hoy.
De acuerdo con las estimaciones del sector, casi nueve de
cada 100 accidentes de tráfico con daños corporales encubren un intento de
fraude. De igual forma, unos seis de cada 100 denuncias de robo de vehículos
son falsas y el 2,22% de los daños materiales en vehículos son fraudulentos.
Si esta medición se realiza tomando como referencia las cuantías reclamadas en
lugar del número de expedientes tramitados, el seguro del automóvil sigue en
cabeza. El 11% de los importes solicitados a las aseguradoras por la
sustracción de un vehículo podría tener algún componente fraudulento; al igual
que hay un engaño detrás de la reclamación del 10% de las indemnizaciones por
lesiones en accidentes de circulación.
Desde un punto de vista económico destacan los intentos de fraude al seguro de
responsabilidad civil. Aunque apenas el 1,76% de los percances motivados por
estas pólizas esconde un fraude, el peso de las reclamaciones indebidas sobre
el total es mucho mayor. En concreto, tras el 10% de los pagos solicitados por
siniestros de responsabilidad civil hay una reclamación injustificada.
De un año para otro, llama la atención cómo ha crecido el número de intentos de
fraude en el seguro de vida (del 0,76% al 1,82%, en 2021; es decir, 106 puntos
básicos (pb)), así como las cuantías reclamadas con cargo a los seguros de
responsabilidad civil (186 pb) y el seguro de vida (96 pb).
De acuerdo con las estimaciones divulgadas por ICEA, detrás del 1,60% de todos
los expedientes que tramitaron las aseguradoras en 2021 había un fraude. Esta
cifra es superior a la anotada en 2020 (1,18%) y, también, a los datos de 2019
(1,38%). En términos dinerarios, la subida del fraude es más clara y
consistente. Su huella económica ha pasado de ser el 2,40% de las
indemnizaciones reclamadas en 2019; al 2,56%, en 2020; y al 2,95%, en 2021.
Estos datos son testimonio de la importancia de la lucha contra el fraude.
Durante la jornada, ICEA hizo público el contenido del informe El fraude al
seguro español. Año 2021. Este estudio de carácter cualitativo ha sido
realizado con la información remitida por 32 aseguradoras. Las entidades
participantes, que reúnen una cuota de mercado del 59%, investigaron 237.245
intentos de estafa el pasado año. O lo que es lo mismo, 27 cada hora. Esta
cifra no 2 NOTA DE PRENSA corresponde al número total de fraudes ocurridos en
España en 2021, sino estrictamente a los reportados a ICEA por parte de los
participantes en el estudio. Su elevada representatividad permite, no obstante,
obtener diversas conclusiones sobre este fenómeno.
Es importante destacar que el fraude al seguro es un delito que perjudica a la
sociedad en su conjunto. Las aseguradoras resuelven los problemas de la
ciudadanía con el dinero que le pagan sus clientes. Por lo tanto, cuando un
defraudador plantea una reclamación indebida o exagerada, lo que hace es tratar
de obtener un beneficio que no le corresponde a costa del resto de asegurados,
que son honrados. Entre tanto, cuando el seguro indaga en las reclamaciones
indebidas protege los intereses de sus asegurados.
Actualmente, un tercio de los intentos de engaño investigados conllevaban
reclamaciones inferiores a los 500 euros y los dos tercios restantes implican
el pago de importes más elevados.
Los datos de ICEA muestran cómo un 66% de los casos de fraude investigados se
da en el seguro del automóvil. El predominio de este ramo se debe a su
destacada presencia social. No en vano, es obligatorio que los vehículos a
motor circulen con seguro. Las líneas de diversos abarcan otro 30% de los
intentos de estafa. Bajo esta categoría se encuentran las pólizas de hogar,
comercio, comunidades de propietarios, empresas y responsabilidad civil. Otro
3% de los intentos de fraude se produce en los ramos de vida, accidentes y
salud. Es decir, en los llamados seguros personales. El 0,5% restante
corresponde a otras líneas de negocio.
El coste de combatir el fraude
La inversión media que hace una aseguradora en la
investigación de un fraude es de unos 59 euros. Sin embargo, esta partida varía
algo de una línea de negocio a otra. En seguros personales (vida, salud, etc.)
el gasto medio es de algo más de 38 euros por caso. Mientras, en los seguros de
automóviles asciende a 66 euros. Las pesquisas de intentos de fraudes en
seguros patrimoniales y de responsabilidad civil conllevan una inversión de 44
euros. Por último, en la heterogénea categoría “Otros ramos” esta roza los 186
euros.
El pago fraudulento evitado por investigación es de 37,30 euros por cada euro
invertido. Pero también aquí hay variaciones en función de qué tipo de fraude
se analice. Mientras que en los seguros personales se evita el pago de más de
243 euros por cada euro dedicado a investigar, en la categoría de automóviles
esta cuantía no llega a 29 euros.
El tipo de fraude que se intenta cometer también varía en función del tipo de
seguro. En automóviles, por ejemplo, la ocultación de daños preexistentes
constituye el tipo de fraude más habitual. En concreto, esto ocurrió en un 39%
de fraudes analizados. Le siguen en importancia las reclamaciones
desproporcionadas. Esta se da en otro 23% de los casos.
Entre las pólizas de diversos, categoría que engloba los seguros de
multirriesgos, lo más frecuente son los siniestros simulados (27%). Mientras
tanto, los intentos de estafa en seguros personales (vida, accidentes o salud)
suelen conllevar la ocultación de lesiones o daños preexistentes. Así ocurre en
un 69% de los casos de fraude de esta categoría. En la categoría “Otros”
destacan la exclusión de coberturas y la presentación de documentación falsa
(cada uno de estos supuestos plantea en torno al 21% de los intentos de fraude
de esta categoría).