Buenos días, que el fraude detectado a las Aseguradoras se ha
disparado en los últimos años superando el 100% de incremento es un dato que
todo el sector conoce y que el pico de incidencias se disparó cuando se inició
la crisis económica en España parece que también es un dato contrastable.
Hasta el inicio de la crisis lo habitual era clasificar 2 tipos de
defraudadores, los profesionales y los ocasionales, pero ahora hay foros en los
que añaden una nueva catalogación de defraudador, llamándole defraudador por
necesidad. Desde este espacio semanal me he mostrado en desacuerdo en más de una
ocasión por la creación de esta nueva clasificación, en ningún otro foro se
habla de un nuevo atracador de bancos por necesidad o nuevo estafador a Hacienda
por necesidad o que haya nuevos profesionales que estafen a sus clientes "por
necesidad". No cabe duda que la crisis está provocando grandes dramas en muchas
familias, pero entiendo que esta nueva clasificación no sería correcta, ya que
se estarían mezclando los fundamentos de denominación. El profesional y el
ocasional, no se definen por los motivos que les llevan a cometer las estafas y
en el defraudador por necesidad únicamente se tendría en cuenta el motivo por el
que se comete el delito para incluirlo en esta clasificación. Por tanto, soy
partidario de mantener la clasificación original en que se define al defraudador
profesional, como aquel que conoce el medio y el método, estudia el caso al
detalle desde el principio hasta el final, viven de estas estafas, son muy
difíciles de descubrir, se pueden necesitar para ello incluso años, siendo
normalmente necesaria la intervención de departamentos de policía, por lo que es
muy difícil cuantificarlos. El ocasional que normalmente es alguien que ha
sufrido un daño no cubierto por las garantías de su Seguro o que carece incluso
de dicho Seguro y falsea las circunstancias, creando un montaje para conseguir
que una Aseguradora indemnice sus daños, es más fácil su detección e
investigación. El defraudador por necesidad debería ser incluido en una de las
dos clasificaciones, ya que insisto "la necesidad" sería en todo caso un motivo
por el que el estafador delinque.
El dato principal es que en tiempos de crisis mayor aumento del
fraude al Seguro y bajo este prisma es sobre el que habría que trabajar en la
Lucha Contra el Fraude. La noticia que hoy hemos seleccionado es terrorífica y
escalofriante y reproduce la crítica situación en la que viven muchas familias.
Social y políticamente se debería dedicar mucho tiempo a la reflexión del hecho
y al estudio para evitar que situaciones así se lleguen a producir. En el
entorno profesional Asegurador cabe pensar que si existen situaciones como la
relatada a continuación, que es lo que no existirá en los miles de expedientes
abiertos actualmente en las
Aseguradoras.
Un
saludo.
Josu
Martínez
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Mi brazo por 600.000 euros
Los intentos de fraude a las compañías de seguros crecen con la crisis y
emerge un nuevo tipo de defraudador: el que lo es por pura necesidad
económica
Josep María Vilamajò lleva 40 años en el
oficio de investigador privado y ya hay pocas cosas que le sorprendan, pero el
caso que a continuación detalla le dejó perplejo. Hace un año, una compañía de
seguros le encargó el caso de un hombre que había perdido un brazo en un
accidente de coche; aludía que se había cortado con la sierra mecánica que
transportaba. Resolverlo no fue demasiado complicado: el corte era demasiado
limpio como para habérselo hecho en un accidente; y un dedo de la mano estaba en
sospechoso mal estado.
El hombre pertenecía a una familia, de Valencia, en la que todos estaban en
paro. Habían suscrito más de ocho pólizas de seguro y le habían convencido entre
todos para que se amputara un brazo para cobrar en torno a 600.000 euros.
El hombre bajó al bar a tomarse un carajillo, se aplicó una anestesia local y
se cortó el brazo a la altura del codo. Olvidó retirar el anillo de boda antes
de amputarse la extremidad. Intentó recuperarlo a posteriori, lastimando el
dedo.
El caso es de una crudeza brutal y resulta, a todas luces, extremo. Pero
pertenece a esa nueva categoría de fraude que ha emergido con la crisis: el que
se lleva a cabo por necesidad económica. “Con la crisis se ha producido un
aumento del fraude de entre el 25% y el 30%”, asegura Javier Fernández, portavoz
de la
Asociación Empresarial del
Seguro Unespa.
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