Buenos días, los métodos
de fraude al seguro siempre están actualizados, por lo que detectarlas
normalmente resulta complicado, ya que los fraudes cometidos abarcan desde los
más antiguos métodos, hasta las versiones más modernas. La escopolamina, más
conocida por Burundanga, es una droga que se ha hecho famosa gracias a las
noticias publicadas por los medios de comunicación en las que se informa que
esta droga ha sido utilizada por delincuentes para cometer abusos sexuales a sus
víctimas, gracias al efecto que provoca en las víctimas anulando su voluntad. En
los últimos tiempos en algunas aseguradoras se han recibido reclamaciones de
robo, en el que el asegurado declara haber sido víctima de la Burundanga para
facilitar el robo en su domicilio a los delincuentes. Nos encontramos por tanto
ante un nuevo planteamiento de reclamación por la garantía de robo. Hay
versiones de denunciantes en las que recuerdan con detalle como le robaron, las
cantidades y objetos hasta el último detalle y otras en cambio no recuerdan nada
de lo sucedido. Como actuar en estos casos parece que plantea algunas dudas, si
se trata de un robo o de un hurto o si el caso es real o ficticio. Sobre esta
última cuestión se puede establecer una fase de verificación, estudiar las
circunstancias, versión de los hechos, denuncia y demás datos pueden aportar luz
sobre el caso, ya que estudiar las circunstancias conociendo las versiones sobre
la forma de ingerir la sustancia, los efectos, las secuelas, incluso los
análisis médicos en personas que denuncian haber sido objeto de robo por medio
de este método, son necesarias una vez se conocen cuales son las circunstancias
reales sobre los efectos de esta droga.
Un saludo.
Josu Martínez.
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Utilizan la nueva droga burundanga también para desvalijar pisos
La sustancia que anula la voluntad y que ha sido usada para agresiones sexuales, empieza a aparecer en el trasfondo de robos en viviendas
Una persona sopla burundanga en el salón de una casa |
Fotomontaje CG
Fuente : CARLOS QUÍLEZ 19.10.2016
Un caso en fase de investigación judicial en Ibiza. Otro, en
Mallorca. Un tercero, en periodo de indagación policial por parte de la Guardia Civil en
Castellón. Se trata de tres robos en el interior de domicilios habitados. En
todos ellos, la sombra de la burundanga sobrevuela lo acaecido.
Las tres víctimas son hombres y los tres sólo recuerdan que
conocieron a otras tantas mujeres en la sala de fiestas, bar o discoteca
donde se encontraban la noche anterior al robo. No se acuerdan de nada más
entre entonces y el momento en que despertaron al día siguiente y comprobaron
que habían desvalijado sus casas. En los tres casos (cuyos autores no
tienen porqué coincidir), ninguna de las puertas o ventanas de las
viviendas fueron forzadas. Tres robos limpios y desconcertantes.
VOLUNTAD ANULADA
Fuentes próximas a las defensas jurídicas de dos de las tres
víctimas con las que ha contactado este medio sitúan la escopolamina
(nombre científico de la llamada burundanga) como la herramienta que los
ladrones usaron para dejar sin voluntad a sus víctimas, a las que animaron a
acompañar a casa con el fin de robarles. Fuentes judiciales no lo tienen tan
claro, por lo que han solicitado a los distintos grupos antidrogas, tanto de
Cuerpo Nacional de Policía, en el caso de Baleares, como de la Guardia Civil , en
Levante, una exhaustiva investigación.
Hasta el momento, se relacionaba el uso de esta sustancia
con casos de agresiones sexuales o, en menor medida, con robos a ancianos
cuando recogían su pensión del banco. La policía reconoce que hay un aumento de
denuncias de robos (en domicilios y en cajeros automáticos) cuyas víctimas
presentan un “cuadro argumental compatible con quien ha sido víctima de esta
sustancia”.
BURUNDANGA NO ES FICCIÓN
Escopolamina es una “droga de sumisión” que anula la
voluntad de las víctimas, a las que convierte poco menos que en marionetas a
disposición de terceras personas. Aunque algunos facultativos dudan de los
efectos de esta sustancia, desde el Instituto Nacional de Toxicología y
Ciencias Forenses (INTCF) se mantiene que la burundanga no es una ficción.
“Existe en nuestras calles y, aunque es difícil de demostrar y no existen
estadísticas al respecto, algunos casos no dejan margen de duda”, señalan.
Resulta difícil demostrar que alguien ha sido víctima de
esta droga, también conocida como “el aliento del diablo”, porque se metaboliza
a las pocas horas de haber sido suministrada y apenas deja rastro en las
analíticas a las que se someten los denunciantes.
Tanto en caso de agresiones sexuales como de robos, los
autores vierten una dosis de esta sustancia en una de las bebidas de la víctima
o, simplemente, soplan el polvo de la escopolamina para que ellas lo inhalen.
En pocos minutos, están a su merced.
VERDAD O COARTADA
Fuentes del Plan Nacional sobre Drogas reconocen que
Naciones Unidas debería replantearse la incorporación de esta sustancia (que se
obtiene de plantas que abundan en el Mediterráneo español) en la lista de
las consideradas “drogas peligrosas”. Las fuentes policiales en Cataluña dicen no disponer de datos concluyentes sobre el uso de esta droga y sugieren que, en ocasiones, alguien podría utilizar esa coartada para fingir agresiones o robos de los que en realidad no ha sido víctima.
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