Dos ladrones, ladrones de verdad, entran en un almacén de
teléfonos móviles y otros aparatos y atan a los empleados. Las víctimas
denuncian luego que los cacos se llevaron en una Renault Express objetos por
valor de 250.000 euros. El asunto es que el peritaje hizo una reconstrucción
del robo donde se iba objeto por objeto, teléfono por teléfono robado. Se decía
lo que valía y se metía en la Renault Express. Pero el maletero ya desbordaba y
lo que había dentro no valía más de cien mil euros. Los dos trabajadores
recularon y dijeron que ok, que eso era justo lo que robaron. Al final, tras
otro peritaje aun más estricto, aceptaron que los ladrones no se habían llevado
material más que por 39.485 euros.
Los futuros estafadores no deben olvidar que ahora hay
muchos avances científicos para pillarlos. Así le ocurrió “inundado hasta las
cejas”. Este fue un hombre cuyo local, un almacén de dvd, vídeo y similares,
sufrió una inundación de aguas fecales procedentes de una alcantarilla. Su
compañía de seguros le pagó 3.000 euros, pero luego reclamó 228.000 euros más y
aportó toda la mercancía inundada del almacén. Un análisis de laboratorio
comprobó que esa mercancía dañada estaba mojada, pero ya no de aguas fecales
sino de agua de la red normal, del grifo. Es decir, después de la inundación y
la visita del seguro, el hombre inundó el almacén de mercancía vieja con una
manguera, por si colaba.
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