El que se conoce como “los viajes en el tiempo”.
Consiste básicamente en untar al mediador, al empleado de
las compañías de seguros. Un tipo tiene un accidente de coche o de moto y no
tiene ningún seguro. Entonces, visita al empleado y le convence de que firmen
una póliza, eso sí, con fecha anterior al accidente. O sea, el empleado viaja
al pasado y pone una fecha antigua al documento que se firma.
Uno de los casos premiados en la gala de los seguros
–recordemos que cada año premian a los investigadores que descubren los fraudes
más complejos– fue el de dos chicos que se mataron en un accidente de moto. El
seguro tenía que pagar once millones de pesetas a sus familias.
En este caso fue el tío del chaval que conducía la moto. El
hombre era el dueño de la motocicleta y después de la muerte de su sobrino y un
amigo fue a ver al mediador del seguro y le convenció de contratar un seguro
con fecha anterior al día del trágico accidente.
La madre del otro chico, la otra víctima, fue honrada y
declaró ante la policía que no tenían seguro de moto. El mediador se vino abajo
y confesó ante la compañía de seguros para la que trabajaba. Todos los
implicados fueron condenados a seis meses de cárcel y una multa. Y, obviamente,
no cobraron los once millones porque además cometieron otro error de
principiante. Hicieron un viaje al pasado demasiado corto, y eso siempre
levanta las orejas de los investigadores de las compañías.
No vamos a dar muchas pistas, pero en este caso pusieron la
fecha del seguro de la moto el mismo día que ocurrió el accidente, solo unas
horas antes. Demasiada precisión. Conviene, si uno va a engañar, que todo no
sea tan inmediato, como el de otro señor que dijo que le habían robado todos
los muebles de casa y presentó reclamación de miles de euros. Había hecho una
mudanza solo dos días antes de presentar la denuncia y todos sus vecinos lo
habían visto.
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